La mayoría de padres y madres coinciden en que ser padres es una de las experiencias más gratificantes y a su vez más difíciles de llevar a cabo en la vida. Es por ese motivo que en muchas ocasiones, los padres acuden a consulta en búsqueda de la orientación sobre el afrontamiento de conflictos con sus hijos, o con una demanda dirigida a solucionar los problemas de sus niños o adolescentes.
Muchas veces, cuando deciden pedir ayuda psicológica muestran un sentimiento de culpa que surge tanto por no saber afrontar una situación o problemática como por sentirse responsable del “problema del niño”.
Desde la psicoterapia, debemos ayudar a los padres no solamente a entender el niño o adolescente, sino también a entenderse a si mismos y a tomar consciencia de que su comportamiento y forma de relacionarse influye directamente en el comportamiento y emociones del niño, así como a no culpabilizarse o angustiarse de manera innecesaria.
¿Por qué debemos implicar a los padres?
A través de la terapia familiar, podemos afrontar la psicoterapia infantil intentando dotar de recursos y herramientas a los padres para que sean ellos los que provoquen el cambio en su hijo. Principalmente, los terapeutas ayudamos a los padres a que ayuden a sus hijos, ya que de esta manera garantizamos que todos participen en el proceso de cambio. Eso no quiere decir que no se intervenga directamente sobre el niño, sino que, de manera indirecta, trabajando con los padres y con su manera de relacionarse (entre ellos y con los niños) o de comportarse, conseguimos un provocar un efecto directo en el niño. En otras palabras, para ayudar al niño se tiene siempre en cuenta la influencia del sistema familiar, de las relaciones que se establecen en él (relación entre hermanos, entre los padres, del niño con los abuelos…) y del ámbito escolar.¿Cómo?
Muchas veces para poner solución a los problemas conductuales o comportamentales de los hijos, las familias requieren de una asistencia integral. Para empezar a reconstruir la relación, el primer paso que deben dar tanto los padres como los hijos es asumir su parte de responsabilidad. La intervención psicológica se da en tres niveles:- Cognitivo: se desmontan las justificaciones de los hijos, o se clarifican sus pensamientos.
- Emocional: se desarrolla la empatía y el autocontrol.
- Conductual: se trabaja la comunicación, que tanto los padres como los hijos aprendan a hablar, expresar críticas y recibirlas, mostrar afecto y solucionar problemas.
¿Cuándo un padre debe pedir ayuda psicológica para su hijo?
Cuando un hijo presenta dificultades emocionales o psicológica genera una situación de confusión para los padres y puede resultar muy estresante no saber qué hacer. Sin embargo hay una serie de señales que pueden indicar que es el momento de pedir ayuda psicológica:- Problemas para conciliar el sueño, pesadillas
- Problemas de conducta: enfado e ira excesiva, desobediencia extrema, agresividad…
- Tristeza, desinterés, somnolencia excesiva
- Cambios en el apetito
- Problemas de atención, lectura o lenguaje
- Timidez, retraimiento y problemas de relación social
- Si el niño presenta problemas escolares
- En caso de divorcio
- Si se requiere de un estudio psicológico infantil con pruebas psicométricas
- Si ha habido una pérdida cercana o la familia (o el niño) está pasando por un proceso de duelo.
- Si las respuestas emocionales no son las apropiadas
- Si sufre un trastorno
¿Cuáles son los trastornos más frecuentes?
- Miedos y ansiedad infantil
- Fobia escolar
- Enuresis
- Bullling o acoso escolar
- Problemas de conducta: antisocial, conducta negativista o desafiante
- TICS
- TDA/TDAH